sábado, mayo 12, 2007

Ojeo el blog

Ojeo el blog. Me quedo embobada viendo las últimas intervenciones. Es un placer ver vuestras imágenes y leer vuestros textos. Me invade la indiscutible certeza de cuánto hemos aprendido, sobretodo, a observar, a sentir, a transmitir.
Revisando mis primeros trabajos de hace apenas tres meses, (por los que por cierto me gané una bronca -con cariño- del profe por mi uso y abuso del Photoshop), se hace evidente el camino andado. Y también al ver vuestros trabajos en el blog, donde el recorrido cronológico ascendente es como una metáfora de nuestra evolución personal.

He comenzado a escribir esta intervención espontáneamente, simplemente porque han sido tantos los trabajos que me han emocionado que pensaba de esta manera hacer un comentario general. Pero mientras escribo y me escucho, decido utilizar este texto para ilustrar mi conclusión sobre la asignatura, no por ahorrarme el esfuerzo de escribir otro texto, malpensados!, sino porque nuestra evolución es una realidad tan constatable que, definitivamente, eso es lo que hubiese puesto de todas formas. Así que pido excusas por "colar" ahora un trabajo del final; esta es la razón.

Para mí, el mayor placer es saber que el camino no se acaba, que uno siempre puede aprender. Sólo basta estar atento para descubrir belleza y un poquito de esfuerzo para obtener satisfacción.

Lo del barro, lo dejamos para otro momento, no tanto por no alargarme sino porque todavía es un trauma que no tengo superado. Podéis malpensar...

1 comentario:

Cristina Castaño dijo...

Creo que mi compañera he estado muy acertada. Yo también he observado el cambio que en general hemos tenido todos. Se nota una gran evolución, todo está mucho más trabajado y se nos ve más introducidos en lo que hacemos. Me gusta que nos podamos implicar y no solo eso, sino que lo hagamos.