jueves, mayo 31, 2007

Concluyendo



La terquedad de mis manos me abrumó el momento en que entré en el aula y observé atónito cómo una modelo esparaba a ser representada por la masa estudiantil. Después de años tratando la matéria de forma artificiosa (sin que de ello se desprenda ningúna devalución para con la praxis), tenía de enfrentar-me a ella cuerpo a cuerpo, de una manera casi ancestral.
Debo decir que dentro de las limitaciones con las que partía, he afrontado el ejercicio desde una primariedad consciente, disfrutando con la paciente tarea de buscar la forma y el contenido, en el bloque de barro que empezó siendo.
Ésta búsqueda, sin tener en cuenta si el fin de ella llegaría o no, ha sido mi objetivo único durante mis horas en el aula.

No hay comentarios: