miércoles, mayo 30, 2007

La escultura y yo



No sé, nunca me había llegado a sentir totalmente identificada con el barro, creía que nunca congeniaríamos. Es como el que saluda a un conocido por pura cortesía o aquella conversación forzada de los ascensores.
No es que me moleste el barro, no quiero que se me malinterprete, me gusta la sensación de tocarlo y moldearlo, pero no definirlo. Realmente es una relación que va evolucionando, es como si al conocido que saludas por cortesía te lo encuentras todos los días, o si la persona con la que te topas en el ascensor se atreven a decir algo más que un "buenos días". Os conoceis mutuamente, descubrís que teneis cosas en común y llegais a ser amigos.
Me gusta el barro, ver como se transforma conmigo y cambia, amasarlo, cortarlo y aplastarlo, también mancharme con él. Pero por mucho que me manche y se seque sobre mi piel sé que nunca podremos llegar a fundirnos.
Me lavo las manos y hago otras cosas. esta es nuestra relación

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