martes, mayo 22, 2007

El sentimiento de la pintura

Cualquier forma artística siempre ha sido el hilo conductor en el que el ser humano se ha apoyado para expresar sus inquietudes. A lo largo de la historia hemos reconocido el arte como la plasmación de una idea basada en la realidad, ya sea pintando historias reales en enormes lienzos, esculpiendo la figura humana más perfecta o adornando el paisaje hasta la embriaguez.

La imagen del mundo o, más bien, la idea del mundo como imagen ha cedido el sitio a miles de artistas artificiales cuyos logros han sido poseer un gusto correcto a la hora de realizar trabajos pictóricos. No obstante, hay muy pocos artistas que han sabido acariciar la naturaleza de esta disciplina y dirigirse hasta el corazón del arte: la vida, la naturaleza, los sentimientos, ese saber ignorante del que somos origen y nos presenta a la propia intuición del ser, infalible ante cualquier acto de pensamiento.

El hombre moderno ha envejecido tanto que apenas recuerda algunos trazos de su ser original (...)” y es que el circulo se cierra y el arte dejará de ser “moderno”. Los pintores Venecianos dieron cuerpo al color, a la luz, interesándose en el paisaje emocional. No cabe duda que son los pioneros de la búsqueda de la captación de la atmósfera, que más tarde dará lugar a una nueva corriente artística a cargo de los impresionistas basada en la belleza del ambiente en el que se encuentran todos los elementos, y eso es más o menos imposible.

Y es que la expresión del arte se actualiza constantemente porque parte de lo vivo, y lo vivo es una constante creciente. Cuando entró el siglo veinte y con él los nuevos medios, no se tenia ni idea en que iba a desembocar todo ese cúmulo de nuevas formas de expresión. No se podía ni imaginar que en plena modernidad iba a surgir una corriente artística a partir de la idea más primitiva. Cientos de manifiestos artísticos iban a dar a luz las nuevas tecnologías con el título de “ARTE.NO ARTE” (Fluxus).

La idea del nuevo movimiento presentaba una actitud improvisatoria, ingeniosa, ocurrente. Hacer arte en vez de Arte, liberarlo de la dependencia de sus destinatarios naturales – ubicados entre quienes pueden pagar para tenerlo -, despersonalizar el arte, invitar a todos y a cualquiera a hacer arte, mezclar todos los medios al alcance y confundir. Ahora el arte adoptaba otra forma, hacia falta la deconstrucción para una nueva reconstrucción artística.

Nuestra idea del mundo no es una visión sino un juicio y de ahí también una acción, una práctica. El artista tiene que desobedecer esos juicios morales, sin preguntarse nada más, creación por encima de idea. Por eso los críticos de cualquier índole artística nunca podrán ser Artistas: saben lo mismo, lo valoran, lo entienden, pero en el momento de captar la esencia de la obra se quedan en el límite de la razón, toman juicio de lo que saben y valoran en función de si tendrá futuro en el mercado o no, y eso con el Arte no sirve.

Así pues, el artista ante todo intentará captar el alrededor porque él forma parte y no tiene otra forma de reconocerse, ya que de ahí brota el sentimiento, sin esperar nada a cambio, solo por el latir de su corazón.

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