Me gustaría poner a dialogar en este artículo algunas citas del texto El sentimiento de la pintura con un extracto del Cabaret Místico de Alejandro Jodorowsky, ya que entre ambos definen bastante bien mi idea de la creación artística.
En El sentimiento de la pintura, cuando habla de los pintores venecianos, leemos Porque ser creador es eso: obedecer. Ser artista, por el contrario, es desobedecer (...) El arte, en contraste con la creación, es siempre una petulancia, un propósito, un lucimiento, una "idea".
La creación es un poder (el más grande, el más alto), pero es un poder humilde; el verdadero creador está sometido a ese poder suyo, y cumplirlo no puede ser nunca un alarde. (...) El creador no puede estar contento ni triste de su poder, sino... conforme. Ser creador-pintor es, pues, ser vasallo, ser siervo del sentimiento pictórico.
No hay mérito cuando se realiza una gran obra, porque el artista genial, el héroe, el campeón o el santo, al llegar a su objetivo, no logra una meta personal sino que obedece a la llamada de su Yo esencial, que a la vez obedece a los designios de la energía que sustenta el universo, transmitida por el Dios interior.
Si tenemos un mérito no es por ser autores de la obra (ella se recibe de una dimensión que nos es superior) sino por haber sido capaces de plegar nuestro Yo personal a la voluntad del Misterio: obedecer es convertirse en canal. Y para que el canal sea útil debemos vaciarlo de pensamientos huecos, sentimientos egoístas, deseos incontrolados y necesidades superfluas.
Viñeta extraída de las Fábulas Pánicas de Jodorowsky (1968)
No hay comentarios:
Publicar un comentario