La obra de Salvador Juanpere me ha parecido interesante en varios sentidos. Por un lado, las piezas de mármol son de una notable contundencia gracias a las propiedades del material. En algunas ocasiones, como en la primera parte de la exposición, encontramos este material sin manipular, de modo natural. En la parte de los bloques, en cambio, aparece un mismo diálogo llevado al campo de la exactitud y la pulcritud técnica. Por otra parte, la rotundidad y el peso de este material choca con la delicadeza y la sutileza de sus tonos y su brillo. Me han parecido especialmente interesantes las cajas metafísicas, que pese a su aparente simpleza acaban resultando realmente cautivadoras.
Al margen del análisis técnico y del homenaje que hace Juanpere a otros escultores, el hecho de que aparezcan repetidamente caracoles en la obra me hace pensar en una reflexión de la escultura sobre la propia escultura, del mismo modo que se enrosca la concha del caracol y éste a su vez vive dentro de ella. De este misma forma el escultor se ha metido de lleno en su propio campo y ha hecho una reflexión sobre la escultura desde dentro. La escultura se mete dentro de ella misma para dialogar con su propia esencia.
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