jueves, junio 04, 2009

Dibujos de barro. El Modelado.

Cuando modelo tengo la sensación de estar dibujando en un papel, aunque en este caso el papel es el espacio. Las palabras de John Berger no pueden describir mejor la estrecha relación que en este tiempo he aprendido entre modelado y dibujo.

“La tercera dimensión, el volumen de la silla, del cuerpo, del árbol, es, al menos en lo que concierne a nuestros sentidos, la prueba misma de nuestra existencia. Constituye la diferencia entre el mundo y la palabra.
Al mirar al modelo, me maravillaba el simple hecho de que fuera sólido, de que ocupara espacio, de que fuera más de la suma total de diez mil perspectivas desde diez mil puntos de vista diferentes. En mi dibujo, que era inevitablemente una visión desde un solo punto de vista, confiaba en llegar a sugerir este ilimitado de perspectivas. Pero por ahora esa sólo cuestión de trazar y refinar formas hasta que sus tensiones comenzaran a ser como aquellas que veía en el modelo. Desde luego corría el riesgo de que un énfasis sobreacentuado y erróneo lo hiciera estallar todo como un globo, o podría desmoronarse como arcilla demasiado fina en el torno de un alfarero, o deformarse fatalmente y perder su centro de gravedad. Aun así, allí había algo. Las infinitas y opacas posibilidades de la página en blanco habían sido definidas y precisadas. Mi tarea consistía ahora en coordinar y medir: pero no medir en pulgadas, como uno puede pesar una onza de pasas contándolas, sino medir por el ritmo, la masa y el desplazamiento: calcular distancias y ángulos como un ave volando entre las ramas, visualizar la planta como un arquitecto, sentir la presión de mis líneas y manchas hacia la superficie más remota del papel, como un marino siente la flacidez o tensión de su vela para así virar aprovechando o desechando la superficie del viento.”

BERGER, John.”Dibujar un hombre”. En: Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible. 4ª edición. Madrid: Árdora, 1997. p. 55-56

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