
El color y la forma, la fruta y su sabor... podemos sentirlo a través de una sola fotografía y dferenciarlas entre ellas a pesar de ser la mismas cosas: simples frutas. Pero es interesante comprobar como las relacionamos con un sentimiento de disfrute, aquel que experimentamos cuando les hincamos el diente y pasan a formar parte de nosotros. A veces las cosas más insignificanes pueden darnos pequeños placeres, sólo hay que aprender a valorarlos.
Ahí reside su esencia
¡Que aproveche!
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