
A través de nuestras manos iniciamos una metamorfosis.
La materia inerte se transforma en un objeto expresivo.
La huella de cada presión o movimiento de nuestros dedos,
la huella de cada instante (en apariencia trivial) que pasamos frente al barro
acaban formando un objeto con vida propia.
Es entonces...
al dotar de grandeza a un pequeño fragmento de barro,
...cuando realmente tomamos conciencia de nuestro poder ante la materia.
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